HÉROES HONÍRICOS
TODOS LOS MONSTRUOS EL MONSTRUO
Conocí a José Carlos en el 98. Por entonces, él dibujaba vehementemente monstruos oníricos. Habitaban sus cartones seres salidos de los oscuros ámbitos de esa clase de temores que toman forma en nuestro sueños perversos, tanáticos y tenebrosos: las pesadillas. Abundaban en sus diseños colmillos y garras, costillas y calaveras, membranosas alas quirópteras flotando en brumosa atmósfera mortal.
Mounstrismos... un develamiento de nuestra parte siniestra, un recordatorio de lo vil de la existencia, la persistencia de lo demoníaco, un acto de exorcismo, la conciencia del miedo...
Aquello que se expresaba en espacios planos reclamó su presencia EN FORMA.
José Carlos entonces sacrificando la atmósfera sombría y misteriosa del dibujo por la definición palpable, presencial y asible, transladó decididamente, aquellas diabólicas criaturas a la escultura.
Encontró en el metal el material idóneo.
Esta vez apareció el bestiario: el metal elaborado a golpe de martillo, fragua y soldadura; dio lugar a formas agresivas, curvas puntiagudas dispuestas a lastimar la carne en incesante y horrendo acoso nos presentó fauces abiertas, voraces dentaduras sanguinarias, asechanzas, monstruos terribles de igual, o quien sabe, acentuando macabro simbolismo.
Al cabo de cinco años nos hemos vuelto a encontrar, y, reelaborando su propuesta inicial, nos presenta un repertorio de nuevos mounstruos.
Esos mounstruos que nos acechan en vigilia, esos que vemos en titulares y noticieros, esos mounstruos desoladores y pertinaces de cuello y corbata, lo sutilmente mortíferos que no matan sino que mandan a matar, al fin los más destructivos y alevosos: los mountruos del poder, el abuso y la corrupción.
Pero como no basta una variante en el tema, sino también una actitud diferente, José Carlos, mudó la grave densidad de su inicial discurso sombrío por una revitalizadora, punzante y cáustica actitud ironizante. Bienvenido el humor.
No sé si el cambio es señal de madurez. A lo mejor los mounstruos ficticios y reales son dos caras de la misma moneda, y exorcizarlos demande de análoga resolución. En todo caso saludo con entusiasmo la muestra inaugural de las esculturas de José Carlos, porque sus mounstruos me inquietan, me descociertan, me sorprenden y me confrontan con ese tipo de angustia vivencial, que viniendo de él (porque es una propuesta de creador), es vivencia mía, vivencia de todos, al fin y al cabo, vivencia social.
Pepe Santos
Primavera del 2003